Ana Laura Martínez
Hoy en día se habla con más frecuencia de la etapa de retiro. Algunos llaman a este periodo “los años dorados”. Existen dos ideas principales respecto a este tema, que son para llamar la atención.
LA PRIMERA Cuando a las personas se les toca el tema del retiro, suelen comentar que jamás piensan retirarse. Si bien es cierto que a todos nos gustaría mantenernos activos, es una realidad que debemos tener un plan para que, a cierta edad, a pesar de seguir produciendo o, desempeñando un trabajo, seamos financieramente independientes. Adicionalmente, tenemos la obligación de tratar de comprender que, cuando lleguemos a esa etapa de vida, no seremos los mismos que somos hoy en día ni pensaremos de la misma manera. Tendemos a creer que, cuando lleguemos a la edad del retiro, quizás estemos un poco más mermados físicamente, pero que tendremos la misma capacidad intelectual, aversión al riesgo y vitalidad que tenemos hoy en día. Pero la triste realidad es que no es así. Yo era una de esas personas que pensaba que, cuando llegase a la edad de retiro, si ahorraba x cantidad de dinero y la invertía en un fondo de riesgo moderado, podría vivir de los dividendos de dicha inversión. Esta forma de pensar cambió hoy, cuando comparto mucho tiempo con mi padre, de 81 años, quien durante toda su vida fue muy ordenado con sus finanzas y hoy puede vivir modestamente sin necesidad de trabajar y sin depender de nadie más, pero sólo que hay algunas cosas que ni él ni nosotros habíamos previsto, como por ejemplo: El costo de su seguro de Gastos Médicos Mayores aumenta drásticamente año con año; necesita una persona que lo traslade ya que él ha perdido sus reflejos; y, eventualmente, necesitará una persona que lo cuide por las noches. Aunque tiene ganas de seguir trabajando, no conseguirá hacerlo, por obvias razones. Mi sugerencia a quienes piensan así sería que se planteen nuevamente cómo será su retiro y que busquen un instrumento, privado, que les garantice rentas mensuales vitalicias, para que su única preocupación al inicio de cada mes sea la de gastarse dicho dinero, ya que al mes siguiente llegará una cantidad igual.
LA SEGUNDA Muchos otros piensan que se van a dedicar a viajar por el mundo, manejar un auto deportivo último modelo y disfrutar de sus pasatiempos favoritos, como jugar golf, navegar en un velero, etcétera. Esto también es algo que hacemos, pensando con mentalidad de jóvenes, pero la realidad de las cosas es que, entrados en la séptima década, manejar se vuelve un reto, especialmente con el tráfico que existe hoy en día; y las ganas de viajar por el mundo y jugar golf con cierta frecuencia tienden a desaparecer, dado que las piernas ya no responden como antes y resulta difícil caminar grandes distancias o recorrer ciudades y museos; la digestión es más lenta y cuesta más trabajo digerir ciertos alimentos. Y, aunque el golf o nuestro deporte favorito durante la juventud parecía que se podría jugar todos los días, cuando el momento llega resulta un tanto tedioso y aburrido hacer lo mismo todos los días. Lo que yo veo que más disfruta mi padre es pasar el tiempo con sus hijos, sus amigos (los pocos que le quedan) y sus nietos, aunque con estos últimos sólo resiste poco tiempo, pues su paciencia ya es limitada. Es sumamente importante que a temprana edad nos hagamos de hábitos y hobbies que podamos disfrutar toda la vida, como caminar, contemplar la naturaleza, leer, jugar ajedrez o dominó, resolver acertijos de sudoku, armar rompecabezas, etcétera, ya que, si no los adquirimos de jóvenes, menos lo haremos cuando lleguemos a la tercera edad, y nuestra vida podrá ser un tanto aburrida y monótona.
Recomendaciones:
• Intenta pensar como adulto mayor cuando planees tu retiro.
• Habla con un profesional y contrata un Plan Personal de Retiro.
• Trabaja un poco más de tiempo y ahorra un poco más de dinero.
• Cubre tus gastos básicos con una renta vitalicia.
• Protege el resto de tus ahorros de la inflación.
• Implementa nuevos pasatiempos y hábitos en tu vida.
• Considera que posiblemente necesitarás cuidados médicos (el 72 por ciento de las personas mayores lo requieren).
¡Comienza a planear tu retiro hoy!